jueves, 7 de octubre de 2021

RELIEVE APALACHENSE

 RELIEVE APALACHENSE

Las formas del relieve actuales no sólo son fruto de un desarrollo directo de las estructuras elementales, sino que es posible que hayan sufrido procesos de evolución, como es el caso del relieve apalachense. Es bautizado así porque el modelo de estudio fue la cordillera de los Apalaches, en EE UU, pero sus formas se encuentran en todo el mundo, sobre todo en los restos de las antiguas cordilleras hercinianas. Ahora procederé a explicar su formación.

En primer lugar, aparecen una cordillera de plegamiento (estilo jurásico). Sobre estos pliegues actúa la erosión modelando la cordillera.

En un segundo momento, cuando ya la cordillera está muy erosionada, la zona deja de  erosionarse y comienza a acumular sedimentos, hasta cubrir por completo los restos de todos los pliegues bajo un espeso manto de margas, arcillas y yesos (calizas).

En un tercer momento la misma zona que era una depresión que acumulaba sedimentos se eleva por fracturación y vuelve a actuar como superficie de erosión, pero ahora ya no se erosionan los pliegues, sino el manto sedimentario que los cubre. A medida que van desapareciendo los sedimentos van apareciendo los restos de los antiguos pliegues (cuarcitas y pizarras), que, al ser de materiales más duros que los sedimentos, resisten mejor la erosión y terminan quedando en resalte. No obstante, en el proceso, los picos más destacados, que quedan expuestos a la erosión, se desgastan más, por lo que las cumbres se presentan continuas y con muy pocas variaciones de altitud.

De esta forma, se crea un relieve característico; formado por los anticlinales (pliegue convexo de la corteza terrestre que presenta los estratos más antiguos en su núcleo) y por los sinclinales (pliegue cóncavo de la corteza terrestre que presenta los estratos más recientes en su núcleo.)

La parte culminante de los anticlinales desaparece bajo la acción de la erosión, quedando formas deprimidas y compuestas por materiales silíceos. Estas formas son especialmente curiosas ya que la zona que debería ser una región de gran altura en este relieve queda como una depresión elevada sobre el valle formado por el sinclinal. Por otra parte, los sinclinales quedan menos expuestos a la erosión, por lo que quedan como una depresión bajo la altura del anticlinal que conserva los materiales blandos (pizarras). Entonces de ahí surge la característica más icónica de los relieves apalachenses, la erosión actúa con mayor intensidad sobre las pizarras ya que son rocas más blandas, mientras que las cuarcitas que son rocas más duras presentan mayor resistencia a la erosión, quedando así las cuarcitas en las zonas elevadas y las pizarras en las zonas de depresión, formando así valles compuestos por pizarras.

Las formas más características del relieve apalachense son las crestas. Las crestas son los restos de antiguos flancos que formaban el anticlinal. Se caracterizan por tener una altitud muy similar a lo largo de toda ella.

En definitiva, el relieve apalachense es un relieve antiguo cuyo plegamiento por los movimientos alpinos motiva la erosión diferencial, es decir, crestas de materiales duros y resistentes (cuarcitas) y depresiones de materiales más blandos (pizarras).

En España se encuentra presente en los valles asturianos del Eo y del Navia, en la comarca de Somiedo (límite entre Asturias y León), los Montes de Toledo y Sierra Morena. En los respectivo a Extremadura, hay relieve apalachense presente en la Sierra de las Villuercas.



LUIS MUÑOZ GARCÍA 2º-D


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